En Guatemala, un país marcado por profundas desigualdades sociales, la falta de condiciones para menstruar en dignidad representa una barrera que limita el desarrollo de niñas, adolescentes y mujeres.
Uno de los principales retos en la actualidad es la ausencia de datos sobre esta realidad que dificulta dimensionar su impacto y tomar acciones efectivas. Lo que sí sabemos es suficiente para evidenciar la urgencia de un cambio.
La incomodidad y la falta de recursos adecuados durante la menstruación contribuyen a que las niñas y adolescentes pierdan aproximadamente el 20% del año escolar, afectando el rendimiento y en algunos casos lleva al abandono escolar (Fe y Alegría, 2021).
Más de la mitad de la población rural (54%), no tiene acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura, lo que afecta directamente la gestión de la salud menstrual (Programa de Monitoreo Conjunto, OMS y UNICEF, 2022).
El 35% de las adolescentes y jóvenes cree que la menstruación debe mantenerse en secreto, mientras que el 45% ha sentido vergüenza durante su periodo menstrual. Más del 50% acepta que no conoce sus derechos sexuales y reproductivos (Estudio en Alta Verapaz, Baja Verapaz y Jalapa, 2018).
Más del 55% de las mujeres entre 12 y 49 años reportaron haber perdido días de trabajo o estudios debido a complicaciones durante su período menstrual (Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, 2023).
Las niñas y mujeres en áreas rurales enfrentan mayores riesgos de abandono escolar, por la falta de acceso a productos menstruales y la ausencia de infraestructura adecuadas para la gestión menstrual en sus escuelas y comunidades (Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, 2023).
La incomodidad y la falta de recursos adecuados durante la menstruación contribuyen a que las niñas y adolescentes pierdan aproximadamente el 20% del año escolar, afectando el rendimiento y en algunos casos lleva al abandono escolar (Fe y Alegría, 2021).
Más de la mitad de la población rural (54%), no tiene acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura, lo que afecta directamente la gestión de la salud menstrual (Programa de Monitoreo Conjunto, OMS y UNICEF, 2022).
El 35% de las adolescentes y jóvenes cree que la menstruación debe mantenerse en secreto, mientras que el 45% ha sentido vergüenza durante su periodo menstrual. Más del 50% acepta que no conoce sus derechos sexuales y reproductivos (Estudio en Alta Verapaz, Baja Verapaz y Jalapa, 2018).
Más del 55% de las mujeres entre 12 y 49 años reportaron haber perdido días de trabajo o estudios debido a complicaciones durante su período menstrual (Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, 2023).
Las niñas y mujeres en áreas rurales enfrentan mayores riesgos de abandono escolar, por la falta de acceso a productos menstruales y la ausencia de infraestructura adecuadas para la gestión menstrual en sus escuelas y comunidades (Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, 2023).
Existen varios países en diferentes partes del mundo -como Kenia, Australia, Canadá, entre otros- que han realizado reformas fiscales y avances en políticas públicas, para dignificar la experiencia menstrual. Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer.
Más del 90% de las personas encuestadas han experimentado dolor al menstruar, y 77% de ellas reconoce haber sido educada a considerar este dolor como algo normal.
El 45% aún cree que el dolor menstrual es una experiencia normal, lo que refleja creencias socioculturales arraigadas (Encuesta digital Menstrual, Guatemala Menstruante, 2021).
En 2020, había 1.900 millones de mujeres en edad reproductiva a nivel mundial, frente a 1.600 millones en 2000. Además, personas transgénero, intersexuales y no binarias también experimentan el ciclo menstrual (Fuente: UNICEF y OMS, 2021).
7 de cada 10 adolescentes en México tenían poca o nula información al llegar su primer período; la madre es la principal fuente de información, seguida por internet y redes sociales (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
Tan solo el 30% de las encuestadas lleva algún tipo de control y/o registro (agenda, celular, otro) de la duración de su ciclo menstrual, el tipo de flujo o los síntomas que siente (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
Las actividades más limitadas durante la menstruación son el deporte y las relaciones sexuales, debido al dolor y al miedo a mancharse (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
En países de bajos ingresos, sólo 1 de cada 5 escuelas (17%) cuenta con recipientes para desechos menstruales. La mayoría de los países de América Latina carecen de datos sobre indicadores menstruales (Fuente: UNICEF y OMS, 2024). Asimismo el 20% de las personas menstruantes en México carece de infraestructura adecuada para la gestión menstrual en escuelas, oficinas y hogares (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
En 2020, había 1.900 millones de mujeres en edad reproductiva a nivel mundial, frente a 1.600 millones en 2000. Además, personas transgénero, intersexuales y no binarias también experimentan el ciclo menstrual (Fuente: UNICEF y OMS, 2021).
7 de cada 10 adolescentes en México tenían poca o nula información al llegar su primer período; la madre es la principal fuente de información, seguida por internet y redes sociales (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
Tan solo el 30% de las encuestadas lleva algún tipo de control y/o registro (agenda, celular, otro) de la duración de su ciclo menstrual, el tipo de flujo o los síntomas que siente (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
Las actividades más limitadas durante la menstruación son el deporte y las relaciones sexuales, debido al dolor y al miedo a mancharse (Encuesta Nacional sobre Gestión Menstrual en México, 2022).
Más del 90% de las personas encuestadas han experimentado dolor al menstruar, y 77% de ellas reconoce haber sido educada a considerar este dolor como algo normal.
El 45% aún cree que el dolor menstrual es una experiencia normal, lo que refleja creencias socioculturales arraigadas (Encuesta digital Menstrual, Guatemala Menstruante, 2021).
Abogar por la eliminación de impuestos sobre productos para la gestión menstrual como parte de una agenda más amplia de equidad de género y acceso a la salud, es una acción importante que varios países ya reconocen:
Facilitar el acceso gratuito a productos para la gestión menstrual garantiza la equidad en el acceso a recursos esenciales para la salud y la dignidad, eliminando barreras económicas y sociales que afectan principalmente a personas menstruantes.
“estoy en un proceso en donde se mueven cosas fisiológicas adentro, (…) para mí es como confirmarme que yo misma soy vida, y es algo tan palpable como mi propia sangre”